jueves, abril 05, 2007

INcuBus

Mike Einziger, guitarrista de Incubus
[Más sinceros que nunca]

Se cansaron de ser obvios. Se cansaron del conformismo. A dos años de editar su último disco, Incubus está de vuelta con su sexto álbum de estudio, “Light Grenades”. Más maduros que nunca y menos pretenciosos que antes, la reinvención constante y el tiempo implacable traen nuevamente al ruedo a una agrupación que no reconoce ni credos ni partidos políticos y que tiene un arma más poderosa que cualquier otra existente: la música.

Allá por el año 1991, una escuela de la costa oeste de Estados Unidos sin saberlo sería testigo de una de las amistades más productivas del mundo. Con apenas 15 años de edad y con escasos conocimientos musicales, Brandon Boyd y José Pasillas darían el paso inicial hacia una carrera que hoy, dos décadas después, nos entrega el más reciente trabajo de una de las bandas de rock alternativo más exitosas de los últimos años: Incubus.

Conformados posteriormente por Mike Einziger, un energético Alex Katunich y posteriormente Dj Lyfe -reemplazado luego por Dj Chris Kilmore-, el camino que fueron gestando los llevó a consolidarse en festivales tan importantes como el itinerante Lollapalooza o el mismo Ozzfest.

Hoy por hoy, más sinceros que nunca y menos pretenciosos que antes, el virtuoso quinteto está de vuelta, totalmente renovado y con un disco que, si bien dista bastante de sus trabajos anteriores, demuestra que siguen estando vigentes. Es por eso que en entrevista exclusiva para un medio nacional, hablamos con el guitarrista Mike Einziger sobre el álbum, la evolución y el mensaje sin censura que pretenden entregar.

Comparándolo con otros discos, en esta oportunidad tuvieron mucho más tiempo que en los anteriores para componer y grabar las canciones que conforman el cedé “Light Grenades”. Cuéntame, ¿cómo fue el proceso creativo de éste y qué tan espontáneo se dio?

“Proceso creativo... vaya (risas). Fue muy parecido a lo que acostumbra a ser, sólo que sucedió en un periodo de tiempo más largo. La última vez que hicimos un disco -“A Crow Left of The Murder”-, las canciones surgieron de una forma muy espontánea, en cambio esta vez tomó un poco más de tiempo. La mayoría de las veces yo escribo y compongo las partes principales, las grabo y se las doy a Brandon para que las escuche y escriba la letra, lo que termina dando como resultado unas versiones bastante básicas de lo que son las grabaciones finales. Una vez que encontramos esas ideas excitantes que logran emocionarnos, construimos en torno a esa estructura nuestras canciones, las mismas que finalmente van a parar al álbum. Creo que la diferencia es que esta vez nos tomamos las cosas con más calma e invertimos un poco más de tiempo en expulsar de nuestro sistema esas ideas básicas. Realmente fue el proceso de grabación el que se dio de forma más rápida. ¡Siempre nos demoramos alrededor de cinco semanas en registrar todos los cortes! Si bien teníamos alrededor de 18 temas para el disco, finalmente llegamos al estudio con 13 excelentes ideas y nos dimos cuenta que con eso bastaba”.

En una actualización de su sitio web, aseguraste que el disco era un total desorden. Que sonaba como 13 bandas diferentes tocando 13 canciones distintas. ¿A qué se debe esta variedad tan amplia de estilos y qué influencias musicales, tanto antiguas como nuevas, influyeron de algún modo a la hora de inspirarlos?

“Realmente no lo sé, es una muy buena pregunta y difícil de contestar. En este punto de nuestra carrera la música llega a surgir casi de forma inconsciente. No sabemos de dónde diablos viene ni qué es lo que específicamente la inspira. Todo lo que sé es que la mayoría de las veces, cuando me siento, tomo mi guitarra e intento escribir algún pasaje musical, debe haber algo, alguna chispa en el aire, que logre provocarme algo. Es esa chispa la que siempre estoy buscando y la que finalmente me hace, una, otra y otra vez, escribir una canción”.

Y claro, es esa misma chispa la que los llevó a laborar con un productor de la talla de Brendan O’Brien... dime Mike, ¿cómo fue trabajar nuevamente con él y por qué esta elección?

“Brendan es un tipo increíble. Un lujo de productor en realidad, pues él hizo muchos de los discos que nosotros crecimos escuchando. Creo que todos en Incubus respetan su opinión. De hecho en muchas ocasiones, cuando hubo algún desacuerdo al interior de la banda y fue necesario tomar una decisión musical de proporciones, fue Brendan quien nos ayudó a encontrar aquellos puntos en común dentro de nuestras ideas. A la larga eso permitió lograr lo que queríamos como grupo sin tener que sacrificar la integridad de la canción, pues muchas veces la democracia no es la mejor vía o la mejor de las decisiones en lo que respecta a escribir temas. Satisfacer a todos casi siempre da como resultado no la mejor de las canciones, pues les quita sinceridad. En ese sentido Brendan y su injerencia en la producción del disco ayudó a que esas diferencias musicales entre nosotros se resolvieran de la mejor forma y a que, más importante aún, ¡no termináramos lanzándonos los instrumentos por la cabeza!” (Risas).

Al escuchar “Light Grenades”, de inmediato te das cuenta que, tanto por las letras, el sonido e incluso el diseño gráfico del cedé, hay un enorme concepto encerrado detrás. Cuéntame un poco sobre esto...

“Bueno, creo que la idea de Brandon respecto a que nombráramos al álbum como lo hicimos, es que la canción ‘Light Grenades’ habla acerca de redefinir la mirada que tenemos respecto a la obsesión del ser humano por destruir y a esta adoración por un culto hacia la destrucción. La idea de ese tema es mostrar que el intelecto y la creatividad pueden crear cambios positivos en torno a esta problemática. La verdad es que en comparación con nuestro último disco, se asemeja un poco al tema ‘Pistola’, donde exponíamos la idea de que la verdadera arma de destrucción masiva en la que creemos, nuestra espada y más poderosa defensa, es el lápiz. Y realmente si ves el concepto detrás de muchas de nuestras composiciones, ese concepto tiende a repetirse con bastante normalidad”.

Eso es totalmente cierto, incluso desde el “S.C.I.E.N.C.E.” ya venían experimentando con aquella idea. ¿Pero por qué creyeron que esa canción lograba representar al álbum en su totalidad?

“Es cierto. Nos pareció que había un concepto escondido detrás de ese track, como un tema recurrente, que en cierta forma se mezclaba con algunos pasajes, tanto melódicos como líricos, a lo largo de todo el disco. Y nombrar el álbum de esa forma lograba que, apenas escuchases la canción ‘Light Grenades’, le encontraras una lógica perceptible al álbum en conjunto”.

A propósito de lógica Mike, muchas veces se dice que los proyectos paralelos de los integrantes de una banda, aunque sirven para desarrollar otros intereses, a la larga lo único que logran son distender la relación al interior de ésta. ¿Cómo ven el proyecto Time Lapse Consortium en el fuero íntimo Incubus? ¿Nunca han pensado en adaptar parte de ese estilo jazz-funk psicodélico al sonido del conjunto?

“Realmente no, sabes. Siento que son dos cosas totalmente diferentes. The Time Lapse Consortium es más un show que un proyecto paralelo. Todo se dio porque mi amigo Ben, que finalmente terminó siendo el bajista de Incubus y otro amigo mío llamado Neal Evans, que es un excelente intérprete del teclado, coincidíamos en nuestro incondicional y fiel amor por la música. Simplemente estábamos un día tocando juntos y dijimos, ‘hey hagamos algo que sea realmente divertido y que sea más como un show que un proyecto paralelo en el que tengamos que sacrificar muchas horas en el estudio y meses de gira promocional’. Sólo pretendíamos ser un grupo de amigos -al que también pertenece José Pasillas-, que se juntaran de vez en cuando y que tuvieran un muy buen rato, casi como una terapia de relajo”.

En el “A Crow Left of the Murder”, no sólo llegaron con un sonido diferente al que venían expresando tanto en el “Make Yourself” como el “Morning View”, también significó el debut de Ben Kenney en el bajo. ¿Qué significó su aporte para la creación de “Light Grenades” y qué elemento aporta él en Incubus?

“Él es como un freno necesario. Y cuando digo freno no me refiero a que representa un impedimento o algo que nos mantiene constantemente en retroceso. Es como una energía constante que va hacia delante sin cesar. Esto se ve reflejado sobre todo cuando tocamos en vivo. En el escenario es un espíritu loco, un bajista absolutamente refrescante que, de hecho, nunca toca una canción de la misma forma dos veces, siempre está improvisando. Por eso cuando estábamos grabando el disco, a él le fascinaba recostarse en el bajo, relajarse y dejarse llevar por las notas, de forma que ellas lo interpreten a él y no al revés. En ese sentido yo respeto mucho eso, porque no es pretencioso y no intenta ofrecer un show de proporciones, sino mostrarse tal cual es. Por eso la experiencia de escucharlo en el álbum a verlo en vivo, es algo totalmente diferente. Es un músico increíblemente talentoso, tanto en su instrumento como en los que hay en el resto de la banda. Incluso puede tocar mejor que cualquiera de nosotros dentro del grupo. ¡Si hasta es mejor guitarrista que yo!” (Risas).

Desde que empezó a circular en la televisión el video de su single, ‘Anna Molly’, teorías de lo más retorcidas comenzaron a plagar los foros en Internet. ¿Quién es esta chica a la cual Brandon le canta?

“En la canción, Brandon está hablando de una mujer ficticia que él ve en su cabeza, y que es perfecta en todo sentido, pero realmente no existe. Pero, ciertamente, el tema no trata de eso, sino de expresar nuestra idea de la percepción sobre una persona perfecta, perfección que deseamos y que intentamos proyectar hacia alguien más. No es algo que muchos reconozcamos, pero el concepto de la canción es reconocer que todos, de una u otra forma, terminamos haciéndolo. El por qué de que el track se llame ‘Anna Molly’ se debe a que esta chica es única en su especie y por lo tanto es anómala respecto al resto de las mujeres. De llegar a existir alguien así, desafiaría cualquier explicación convencional conocida”.

Al escuchar el disco, uno se da cuenta que las letras de Brandon, si bien muchas veces aluden a vivencias personales, también hacen referencia a problemáticas globalizadas e incluso a temas políticos. ¿Qué tanto les inspiró para este cedé el vivir en el país que, para algunos, es el más odiado del mundo?

“Es extraño vivir en América, debido a que a ratos puede llegar a darse una dinámica muy confusa, pues somos un país muy egocéntrico y, en muchos aspectos, una nación muy ignorante. Pero para nosotros, que estamos constantemente viajando y vemos el mundo fuera de estas fronteras, existe una total y nueva perspectiva de la que, creo yo, tiene la mayoría de mis compatriotas. Pero, realmente, Estados Unidos es un gran lugar para vivir. Yo amo California, amo vivir aquí, pero hay tantos otros lugares en el mundo por conocer y nosotros somos tan afortunados de poder frecuentar esos sitios, que muchas veces me pellizco para saber si todo esto es cierto (risas). Lo concreto es que, en cierto modo, me hace sentir mal que la percepción del mundo respecto a nosotros, los americanos, sea tan mala debido a que las políticas del gobierno actual le hagan daño a otros seres humano. Pero, ¿sabes algo? No todos somos de esa forma. No todos somos tan ignorantes. Y no todos estamos de acuerdo respecto a la forma en que el gobierno toma decisiones respecto a ciertos temas. Nosotros como banda intentamos aportar con nuestro grano de arena para la causa. Todo lo que puedo decir es que me siento un tipo muy afortunado por tener la oportunidad de visitar otros países, pero desearíamos que más gente tuviese la posibilidad de ver los buenos aspectos que tiene Norteamérica”.

Claro, ¿y eso es lo que intentan plasmar en este nuevo disco, no?

“En cierto aspecto, sí. A pesar de que me gusta expresar mi opinión, no creo que nuestra tendencia política o visión sobre Bush se vea reflejado en nuestras canciones al escribirlas. Al menos ese es mi punto de vista, pero creo que deberías preguntarle a Brandon, ¡él es quien escribe las letras, no yo!” (Risas).

Este álbum no sólo ha significado un nuevo sonido y la experimentación de un gran concepto, también es el primero que han hecho desde que todos llegaron a los temidos 30 años. ¿Crees que esto ha influenciado en el sonido y en las letras del disco? ¿Se sienten más maduros como músicos y como personas?

“¿Sabes?, eso es muy cierto. Estoy seguro que influenció de alguna forma. Por cierto, gracias por el piropo de viejos (risas). Estamos más maduros y en una nueva etapa de nuestras vidas y claro, hay un efecto perceptible del factor tiempo en nuestros discos. Si tomas los trabajos pasados y los escuchas en la actualidad, es casi una banda absolutamente diferente. Pero siento que eso es algo inevitable. Siempre vamos a estar cambiando y evolucionando a través del tiempo. Y lo más seguro es que en diez años más te diría lo mismo respecto al sonido que tenemos hoy, con “Light Grenades””.

Claro. Pero esta evolución constante puede significar un riesgo respecto a los fans, al punto de desencantarlos. ¿Crees que este disco va a gustarle más a los que han seguido su carrera desde su inicio o a aquellos que los conocen hace menos tiempo?

“Yo pienso que eso es algo inevitable. Pero siento que en cualquier trabajo que exista la honestidad, va a haber reconocimiento. Si tratáramos de satisfacer a todo el mundo, estaríamos sacrificando nuestra integridad artística y la forma en que escribimos nuestras canciones. A pesar de que le debemos lo que somos a nuestro público, cada vez que sacamos un disco a la venta, se crea en torno a él un diálogo polarizado en el que todos encuentran un punto en común... dimos lo mejor de nosotros. Sabes, cuando sacamos el “S.C.I.E.N.C.E.” y luego le siguió el “Make Yourself”, sabíamos que habíamos dado un salto, en cuanto al estilo, realmente enorme. Y claro, también está el caso de “A Crow Left Of The Murder” y el “Morning View”, esos también se diferencian mucho el uno del otro. Pero creo que esa es la belleza de la evolución y de los procesos creativos. Y de hecho me parece que si ocupáramos la misma fórmula un álbum tras otro, tal vez no tendríamos tantos fanáticos. Creo que la fortaleza de nuestra música, es que siempre intentamos ser auténticos, y eso es algo muy bueno.

Mike, recientemente visitaron México y Venezuela y están planeando hacer un pequeño concierto en Brasil. ¿Qué sucede con el resto de nosotros? ¿Han considerado la posibilidad de venir a Chile?

“No hay algo que quiera más en este momento que tocar para ustedes en Chile. Me encantaría, sé que va a ser increíble. Años atrás no pudimos alargar la gira hacia Sudamérica por un problema de logística, pero esta vez contamos con mucho más tiempo, tenemos este nuevo disco bajo el brazo y por supuesto que iremos a visitarlos a todos en América del Sur. Así que sean pacientes, y nos veremos más pronto de lo que creen”.

EL FANTASMA DE DIRK LANCE

Ya estaban cansados de su pereza. Luego de trece años de una amistad envidiable, Incubus le pidió a Dirk Lance -bajista original-, que recogiera sus cosas y dejará la banda. Siendo el 3 de marzo de 2003, y tras semanas de incasables rumores, el mismo Brandon Boyd, frontman de la agrupación, declararía en el sitio web oficial que, sinceramente, “Alex Katunich -nombre de pila de Lance-, había sido marginado por diferencias irreconciliables en torno a la composición”.

Lo cierto es que esa fue una excusa. Influenciado más que nada por el funk y el jazz, el hombre ancla en las cuatro cuerdas pecó de perezoso y, a la larga, fue eso mismo lo que dañó las relaciones al interior de la banda y gestionó el actual cambió de rumbo de los californianos. Nacidos a partir de una amistad adolescente en el año 1990, desde siempre hubo roces al interior del grupo entre Lance y Boyd, quejándose este último porque “Dirk llegaba a muchos de los ensayos tarde -sobre todo los matutinos-, y su pereza nos retrasaba”.

Desde aquel entonces, la reinvención ha sido total. Con la llegada de Ben Kenney -ex bajista de The Roots-, comenzó a germinar un sonido más pulcro y menos soberbio del que incursionaron en sus años mozos, cuando impactaron a la industria con su disco “S.C.I.E.N.C.E”. Hoy por hoy, y ya con treinta años a cuestas, el cambio de folio parece haber influido en una banda que, aunque exitosa, logró imponerse a la trascendencia del tiempo y estableció un modelo de maestría que, aunque incomparable a los que nos tenían acostumbrados, hoy sigue sonando tan vigente como siempre.

LA GULA TRAS EL CUERVO

El debut de “A Crow Left of the Murder” fragmentó como una bisectriz la carrera de Incubus. Siendo su primer álbum con un bajista nuevo y su iniciación con Brendan O’Brien en la producción, todo se perfilaba para dirigirse en una sola dirección: la reinvención absoluta. No satisfechos con obtener disco de oro gracias al “Make Yourself” y de platino con el exitoso “Morning View”, la gula pudo más esta vez y los llevó a crear una placa absolutamente ambiciosa y diferente al resto que, según el guitarrista Mike Einziger “intentó ser como lo que hacíamos antiguamente, pero diferente. Energético, veloz y mucho más técnico pero, al mismo tiempo, exploratorio”.

Realizando un tour que contempló parte de Japón y Estados Unidos, y que los llevó a compartir escenario con bandas de la talla de Green Day, Velvet Revolver y My Chemical Romance, entre otros, Incubus anunció que se tomarían un receso bastante extenso para descansar, meditar y enfocarse en otras actividades que los desconectasen un poco de “el duro mundo de la música”. Sin embargo, y casi impulsados por una avaricia espiritual, el quinteto no puedo evitar volver a los estudios y engendrar lo que hoy conocemos como “Light Grenades”.

Grabado entre Atlanta y Los Angeles, el disco fue concebido, desde siempre, como un trabajo conceptual que reflejase el mensaje intrínseco más importante del que Incubus no quería prescindir: las cosas ya no son como antes. Y es que de la mano de melodías menos obvias y letras más sugerentes, “”Light Grenades” nunca pretendió identificarse como un disco track by track, sino como un concepto global”, según afirma Mike.

La verdadera trama oculta tras el concepto que el mismo Einziger explica, se relaciona directamente con la actualidad y los hechos noticiosos que, día a día, se ven en televisión. Las trece pistas que componen el disco conforman una unidad inquebrantable que el mismo Boyd escribió a raíz de los recurrentes análisis personales que se desprenden de sus sueños. Conocido como un artista completo, el vocalista de la agrupación ha incursionado desde muy pequeño -y por influencia directa de su madre-, en una práctica auto inducida llamada sueño lúcido.

Incursionada por primera vez en el año 1913 por el psiquiatra holandés Frederick van Eeden, el ejercicio básicamente se basa en tomar conciencia del sueño en desarrollo y tomar el control del mismo. Desde que Boyd logró esto, comenzaron a ser escritas las letras más conceptuales de los ya seis discos de Incubus. Fue esta práctica, de hecho, la que dio vida al single ‘Anna Molly’, un personaje que, tal cual Einziger explicó, “no existe en realidad. Es sólo fruto de la creativa imaginación de Brandon”.

LA AVARICIA DE UN GIGANTE

Puesto a la venta el 28 de noviembre alrededor del mundo, la historia tras el “Light Grenades” va mucho más allá de los dos años de receso que siguieron al “A Crow Left of the Murder”. Tan incisivos como sus letras, agosto de 2003 representó el año en que la banda se reveló contra una de las multinacionales más grandes dentro de la industria de la música: Sony Corporation.

Todo se gestó por un contrato que les obligaba a grabar cuatro álbumes más para el sello. Amparándose en las leyes laborales del estado de California, Incubus interpuso una millonaria demanda que exigía desligarse por completo de la empresa. Aunque fue tomado como un acto descabellado al comienzo, el hecho ayudó a denunciar la práctica habitual de Sony por deducir los costes de producción de vídeos y embalajes de cedés de la nómina de los artistas.

Aunque la cruzada terminaría siendo favorable para sus bolsillos, en aquel entonces la banda pretendía que el juez ejecutara el “estatuto de los siete años”, que determina que ninguna compañía puede retener a ningún artista por más de siete años. A pesar de todo, los principales sellos discográficos ganaron una batalla legal que les permitía recibir indemnizaciones por daños y perjuicios por parte de los músicos que no cumplan sus compromisos de entrega de álbumes en el plazo establecido por su sello. Casi como la historia de David y Goliat, Sony terminó indemnizando a Incubus por los perjuicios que ellos denunciaban y logró retenerlos en sus subsidiaria Epic/ Inmortal Records, la misma bajo la que hoy por hoy se vende el “Light Grenades”.

A LA SOMBRA DE “EL TÍO SAM”

Criados en Calabasas, California, Incubus desde siempre tuvo una visión distinta de la realidad. Ya desde su debut con el “Fungus Amongus” y luego con el aclamado éxito del “S.C.I.E.N.C.E.”, las letras y la idea tras sus canciones enmarcaban un claro e indudable reproche al tan soñado “american way of living”. De nada debe extrañar que, años atrás, fundaran la “Make Yourself Foundation”, una organización sin fines de lucro que pretende llevar parte de las ganancias obtenidas por la venta de tickets y discos, a los miles de proyectos destinados a superar la pobreza y combatir la discriminación que muchas ONG’s encabezan alrededor del globo.

Lo cierto es que, a pesar de declararse como personas apolíticas, la banda siempre ha pretendido ir más allá con su música y generar cambios verdaderos en las conciencias más jóvenes de Norteamérica y el mundo. De hecho, en vísperas de lo que era la reelección de George W. Bush para la presidencia de los Estados Unidos, Incubus realizó ácidas críticas que, tarde o temprano, convergieron en una propuesta audiovisual más conocida como el video de su canción ‘Megalomaniac’, donde ponen al líder de la potencia capitalista a la par de Hitler.

Sin embargo, “Light Grenades” pretende mucho más que eso. Utilizando en esta ocasión instrumentos de las más diversas procedencias -muchos de ellos interpretados por Dj Kilmore y el mismo Brandon Boyd-, el álbum se construyó sobre la base de las vivencias personales más íntimas de su vocalista. Al punto que José Pasillas diría que “en este disco Brandon expulsó sus pensamientos como en ningún otro. Tanto las letras, como los mensajes de éstas, son ciertamente lo más sincero y personal que ha escrito en mucho tiempo”.

Nacidos la mayoría de ellos en 1976, este año que acaba ha representado algo más que su regreso a la música. El inminente cambio de folio hacia los 30 años de edad produjo una dinámica al interior de Incubus que desembocó no sólo en un disco conceptual, sino también en la total y completa reinvención. Aunque más viejos y testarudos que antes, la energía sigue intacta. Tanto así que es recurrente ver a Boyd y a Einziger haciendo surfing en las soleadas playas de California y participando en los más diversos campeonatos de la disciplina alrededor del mundo.

Sea como sea, ellos están de vuelta. A pesar de que puede que a muchos no les guste el inesperado giro que ha tomado su carrera, Incubus inicia una nueva etapa que incluso los traerá a Chile en octubre, luego de haber sufrido la suspensión de su fecha original, en mayo, debido a una lesión que sufrió Mike Einziger. Ojo por ojo o diente por diente, lo cierto es que desmarcándose absolutamente de lo que ocurre en las aras políticas de su país natal, Incubus sigue demostrando que el arma más mortal, tal cual lo dice una de sus canciones, es el lápiz.

Daniel Castell


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